
La consigna “la fuerza de la esperanza” no es improvisada sino producto de estudios de focus group; la diferenciación de Alberto Fernández y la “bolilla negra” para un intendente del PJ
Cristina Kirchner se encamina a satisfacer las expectativas de quienes desean que sea candidata en 2023. Pese a su reconocido estilo de mantener el secreto político hasta último momento, el discurso de la vicepresidenta comenzará a adoptar los giros propios de una líder que ya aceptó ponerse en modo electoral y que coquetea con esa posibilidad. Aunque el verbo rígido transmutará en una versión menos crítica hacia la interna del Frente de Todos, para alivio del presidente Alberto Fernández.
El pasaje de la Cristina emparentada al veto que más de una vez hizo tambalear al Gobierno, a una nueva versión que se enfocará en un mensaje propositivo, no es producto de un mero estado de ánimo. Por el contrario, obedece al análisis de trabajos de focus group que llegan al despacho principal del Senado y al Instituto Patria.
De ahí, según pudo saber LA NACION, surgió la idea de presentar el eslogan “la fuerza de la esperanza” en la convocatoria al acto que Cristina encabezará este jueves en el estadio Único de La Plata. Aunque la lectura que hace el kirchnerismo de esa frase está lejos del edulcorado mensaje sciolista que pregonaba “fe, optimismo y esperanza”.
Una lectura fina de la consigna alude al liderazgo político de Cristina. “La gente ve en ella a una persona que sabe adónde va, que cuando toma una decisión, se ejecuta”, interpretó un colaborador de la vicepresidenta. No es esa, precisamente, la opinión que tiene el kirchnerismo sobre la conducción política de Fernández.
Por ese motivo, cuando faltan solo nueve meses para que empiece desarrollarse el proceso electoral -las PASO siguen firmes y están previstas para agosto-, es que el kirchnerismo le rodea la manzana a Fernández para que convoque a una mesa política colegiada que tome las decisiones tanto en materia gubernamental como electoral.
El Presidente se resiste a esa alternativa, como lo había hecho hecho en la antesala de las elecciones de 2021, pero en el Frente de Todos le recuerdan que su estrategia de entonces llevó a la derrota al peronismo. También Sergio Massa, el empoderado ministro de Economía, le pide a Fernández que tienda la mesa interna.
El llamado a Bali
La “gastritis erosiva” que provocó un sangrado al Presidente durante su estadía en Bali, Indonesia, donde se realizó la cumbre del G20, tuvo inesperadamente un efecto positivo que fue festejado puertas adentro del oficialismo: el llamado telefónico de Cristina a Fernández para interesarse por su estado de salud.
No es que el Presidente y la vice vayan a recuperar la sintonía política que en algún momento los unió, pero dada la frecuente incomunicación entre ambos, el gesto de Cristina no pasó inadvertido en la coalición oficialista. Allí también toman nota de que la vicepresidenta comienza a moverse como si fuera una candidata.
En la vigilia del acto de La Plata abundaron los conciliábulos. Uno de ellos tuvo lugar en Ituzaingó, al oeste del conurbano, donde el intendente Alberto Descalzo fue el anfitrión de un acto del que participaron el expresidente del PJ nacional José Luis Gioja y Andrés “Cuervo” Larroque, mano derecha de Máximo Kirchner.
“Lo que tenemos que hacer es ayudar muchísimo para que ella decida ser candidata a presidenta”, proclamó el sanjuanino Gioja, que a diferencia del gobernador de su provincia, Sergio Uñac, está alineado hace años con el kirchnerismo. Como para que no quedaran dudas, Larroque aplaudió inmediatamente con los brazos en alto.
“Bolilla negra”
El que no tiene motivos para entusiasmarse, ahora mismo, es el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien afronta una causa judicial por una denuncia de abuso sexual a una funcionaria municipal. Desde Barcelona, España, donde participa de una exposición, mandó a decir que le resulta “llamativa” la revisión del expediente.
Pero el jefe comunal no pudo evitar que la acusación en su contra fuera aprovechada por adversarios internos en el Frente de Todos para pedir su renuncia a la intendencia. Así lo hizo Patricia “Colo” Cubría, dirigente del Movimiento Evita y mujer de Emilio Pérsico, quien aspira a desbancar a Espinoza en 2023.
En el peronismo matancero cayó como una bomba de profundidad la reactivación de la denuncia contra Espinoza. A tal punto, que algunos dirigentes creen ver la mano de La Cámpora detrás de la acusación y no faltan los que conjeturan con una alianza encubierta entre la agrupación kirchnerista y el Movimiento Evita.
De hecho, sostienen que a Espinoza le pusieron “bolilla negra” y que deberá negociar una retirada pacífica del bastión histórico del PJ bonaerense. Con ese mar de fondo en el peronismo del conurbano es que Cristina hará su segunda presentación en la Provincia, después de avisar que hará “lo que tenga que hacer” en 2023.
“Algunos la quieren y otros no, pero en los focus group sale que es una persona que toma decisiones, que marca un rumbo claro y que trabaja para que se cumpla. Eso en muchos genera esperanza”, dijo un colaborador de Cristina. A partir de esa idea es que la vicepresidenta pondrá este jueves otro ladrillo para edificar su posible candidatura.
Fuente: Mariano Spezzapria para La Nación
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