
Así lo denunció un portero de una escuela pública de Viedma, Río Negro.
El adoctrinamiento en las instituciones públicas ya no es noticia, tanto alumnos como empleados realizan insistentes quejas pero, poco y nada se soluciona realmente, la bajada de linea política e ideológica que reciben los colegios es alarmante. No se les enseña a pensar, se les está enseñando qué es lo que deben pensar.
No solo los chicos son victimas de este adoctrinamiento, también los adultos sufren esta situación. «Soy PSA (portero) en la provincia de Rio Negro, hoy en la escuela tuvimos que realizar una capacitación en el sitio IPAB sobre la «Ley Micaela» dónde el material de 4 módulos hablaba básicamente sobre el patriarcado, diversidad de género, y demás temas«, esto nos relataba nuestro denunciante que no quiso darnos su nombre porque teme perder su trabajo, pero nos brindó mucha información, ¿De qué forma favorece a tu labor saber esto? pregunté, «de ninguna forma, pero nos obligaron a todos a hacerlo«. La obligatoriedad no tiene sentido, no se les «amenazó» con la perdida de sus empleos, pero sí una sanción.
El adoctrinamiento disfrazado de enseñanza empática, rige bajo la Ley Micaela, que pudo ser una ley con el fin de ayudar realmente a las mujeres pero se convirtió en una ley que obliga a muchos a repetir conceptos erráticos y sexistas, donde se expone al hombre como un monstruo y a la mujer como una princesa en apuros.
El video-tarea esta subdividido en varios conceptos, al principio explica de qué se trata la Ley Micaela y luego se va explayando en temas como, «los privilegios de los varones«, «la sociedad patriarcal» y la violencia que sufren las mujeres a manos del hombre, tanto violencia física como psicológica.
Los discursos feministas terminan siendo tan básicos y predecibles que no se tratan más que de eso, palabrerío, un discurso. Al preguntarte al denunciante si había tenido que estudiar el material y luego realizar el examen al otro día me contestó, «no, lo hice en 1 hora. Eran los videos más material de lectura que ni siquiera me moleste en leerlo. Lo hice usando lógica feminista y mirando los videos, lamentablemente lo aprobé«.
*Por Abigail Luna.